sábado, 17 de diciembre de 2011

No me esperes a cenar VI



Durante la cena  Miriam me había ampliado la historia de la familia Wikinson, ciertos detalles que sólo conocía un grupo reducido de personas y que no figuraban en los textos públicos.
Por lo visto el matrimonio entre Wikinson y Mirna, se produjo después de un largo periodo de ausencia de ella de la esfera pública, era una modelo de éxito.  En los círculos se hablaba de “la crucifixión de Mirna” , cómo de una penitencia, pero de pecado desconocido. Había dejado las pasarelas para casarse con un tipo al que todos menos ella calificaban de divertidillo y ambicioso.
Mirna Shell   había desaparecido del mapa de una forma radical, durante un tiempo ninguno de los diarios carnívoros hablaron del tema, por lo visto tenían carnaza en abundancia.
Un día cualquiera años después, un diario digital publicó un artículo sobre ella;  no era sobre su actividad como modelo, se refería a su presencia en varios consejos de administración de la flor y nata de los negocios; constructoras, inmobiliarias y una consultora urbanística. 
Según Miriam, el artículo pasó desapercibido en general, pero en los círculos desató todo tipo de especulaciones, no se hacía ninguna referencia a su matrimonio ni a su hija. Aún no había aparecido Wikinson en escena o el artículo no los relacionaba.
Un dato, al cabo de unos días era imposible encontrar ninguna referencia del artículo. Había desaparecido.
Con certeza sólo se sabía que Mirna había vuelto de no se sabía dónde, estaba ahí y tampoco se sabía muy bien nada de nada. Era un enigma.  A los seis meses apareció la noticia de la boda de Mirna con Wikinson, uno de los popes de la construcción y los negocios. Se había divorciado hacía dos semanas.
De eso hacía ya más de 10 años y parecía que Mirna había roto con su pasado. No se le conocía ningún acto público más allá de su presencia como mujer de Wikinson y  no se sabía a ciencia cierta si continuaba con las actividades empresariales o únicamente se dedicaba a disfrutar de la fortuna de su marido.
No pasaba de ser una historia inusual, podía ser que simplemente fuera lo que parecía, un padrastro preocupado, pero ahora la advertencia de Wikinson en que sólo supiera él de la investigación, me chirrió.
Al día siguiente me desperté tarde, tenía la sensación que las cosas se iban a complicarse. Me tomé un café bien cargado, me di una ducha y me fui a  desayunar. Volví a la oficina y llamé a linda.
-          Linda, deberías ir al banco a cobrar estos talones.
-          Jefe, este jueves es fiesta, haremos puente ?.
-          Acueducto Linda, acueducto. Los talones para antes de las 12.00. las nóminas ya sabes…
-          Ahora vuelvo Jefe.
Linda se ocupaba de la oficina, era discreta y diligente, se hacía la alocada pero en todo momento sabía exactamente cómo enfocar cualquier tema, sabía situarse.
Volví a  releer las notas.
Día 6 Martes, Robert Sevenson había llegado a las 16.00 y ella a las 16.50, estuvieron en la habitación hasta las 19.30, El marchó con su coche y ella lo hizo en Taxi, fue directamente hasta su casa.
Día 8 Jueves, Robert Sevenson había llegado a las 16.10 y ella a las 16.45, estuvieron en la habitación hasta las 18.45, El marchó con su coche como hacía siempre  y ella fue en Taxi hasta unas galerías comerciales, estuvo con otra chica en una de las cafeterías charlando hasta las 20.45, desde allí tomó otro taxi hasta su casa.
Día 10 Sábado, Robert Sevenson entra en el hotel a las 17.00 y Margaret a las 17.15, estuvieron en la habitación hasta las 18.45,  ella volvió a casa en taxi.
Todo aquello me parecía una pérdida de tiempo. Dediqué el resto de la mañana a preparar el informe para Wikinson.
Margaret era como la mayoría de las chichas de su edad, alternaba estudios, con salidas con los amigos y practicaba varios deportes, se veía a solas con Robert Sevenson en un hotel. Eso era todo. El chico no era sospechoso de nada.  Le adjunté varias notas sobre Robert Sevenson.
Concluí el informe con una relación de gastos.

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